¿En qué hemos fallado para combatir la obesidad infantil?

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De acuerdo al Estudio de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), en nuestro país los niños de pre-kinder, kínder y primer año básico muestran indicadores preocupantes respecto a su salud. “En los niveles de estudiantes más pequeños, donde se presentan los mayores aumentos de obesidad, por primera vez Kínder es el nivel con mayor prevalencia de obesidad, por lo que esperamos que la implementación de Contrapeso, el Plan Contra la Obesidad Estudiantil que estamos implementando, contribuya a cambiar el escenario frente a esta alarmante situación que afecta a nuestra sociedad”, señaló el Director Nacional de la Junaeb, Cristóbal Acevedo

Al respecto, el docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico, Juan José Rojas, opina que las causas del aumento en los índices de esta epidemia son también multi causales: “Mejoras en las condiciones ambientales que han mejorado la bío disponibilidad de calorías y nutrientes en los individuos; aumento del poder de compra (comparativamente) en grandes grupos humanos; aumento en la capacidad productiva de la industria alimentaria que ha hecho posible mejorar el acceso a los alimentos. También en esto ha influido la disponibilidad de productos industrializados que favorecen el consumo alimentario; el sedentarismo asociado a nuevas formas de vida como es el mayor acceso a la tecnología, la disminución del tiempo libre y disminución de áreas verdes para la recreación y el esparcimiento, como los aspectos culturales que relacionan la obesidad con el buen pasar”, enumera.

Sin embargo, el experto señala que para contextualizar el problema es preciso hacer un breve análisis del comportamiento del perfil epidemiológico de la población chilena durante los últimos cincuenta años, época en la que prevalecía la malnutrición por déficit o desnutrición, hasta llegar hoy a presentar cifras de obesidad infantil en los grandes grupos poblacionales más vulnerables y que presentan menor ingreso, para quienes se han desarrollado distintas políticas alimentarias y nutricionales, en donde se destaca la entrega de un subsidio alimentario a la población infantil y gestante, la política de fortificación de alimentos y las mejoras estructurales en el ámbito del saneamiento básico y control de la higiene ambiental.

“Ya lo decía en los años ‘80 el Dr. Riumalló, eximio pediatra chileno: ´debemos derrotar la desnutrición, pero ojo, en algún momento el problema en los grupos más desposeídos va a ser el exceso de energía disponible, con el consiguiente aumento de los índices de obesidad y sus consecuencias para la salud, la economía y el desarrollo del país´”, indica el académico.

Y tenía razón, advierte. “Hoy la industria alimentaria ha sido capaz de producir alimentos con un alto volumen calórico y un costo económico que hace posible que con menos dinero se pueda acceder a un consumo de calorías por sobre las recomendaciones internacionales. Estos productos alimentarios basados en hidratos de carbono simples (azúcares) y grasas saturadas se asocian al aumento del peso en los individuos”, comparte el docente de la U. del Pacífico.

Asimismo, la tecnología y sus avances han hecho que el costo para acceder a sus productos sea más barato, con el consiguiente aumento en la cifras de sedentarismo. “Recordemos que la inactividad física en Chile es también un serio problema de salud pública”, alerta.

En el análisis, tampoco queda fuera la industria del marketing y la publicidad, que han influido en la transculturización alimentaria. “Hoy nuestros niños se alimentan de manera muy similar a los niños estadounidenses y eso es porque las cadenas de alimentos, la mayoría transnacionales, han hecho una publicidad increíble para posicionar sus productos en los mercados sudamericano y mundial”, acota.

Esfuerzos fallidos

En el esfuerzo por disminuir la obesidad, el Ministerio de Salud (Minsal) ha impulsado una serie de medidas entre las que se cuentan las Guías Alimentarias, los Módulos de Obesidad, el Plan de Promoción de Salud, el programa Elige Vivir Sano, el programa de Vida Sana, la Ley de Etiquetado Nutricional de los alimentos, el Codex Alimentario, etc. “Se han desarrollado muchas intervenciones para abordar el problema, desde los controles de salud en la atención primaria hasta las políticas de promoción de la alimentación saludable, enmarcados en la estrategia global de contar la obesidad (EGO) que impulsa la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero si dudas que no han sido efectivas”, indica el docente de Nutrición y Dietética de la U. del Pacífico, Juan José Rojas.

Dentro de estas fallas menciona que disminuir los índices de obesidad infantil en nuestro país era una meta sanitaria hasta hace un tiempo, pero desde hace tres años que el Minsal dejó de considerarla como tal. “Eso sin dudas que tiene un efecto negativo sobre el financiamiento de las acciones y la preponderancia como política de estado. ¿Por qué ocurrió esto? No ha sido clara la respuesta gubernamental”, critica Rojas.

En segundo término, el nutricionista plantea que hoy en día asumimos con evidencias que la construcción de la salud o, en su defecto, el desarrollo de la enfermedad depende en gran medida de los llamados determinantes sociales de la salud, como la educación, el ingreso, el acceso a bienes y servicios, el acceso a servicios de salud, etc. “A partir de esta reflexión creo que debemos actuar sinérgicamente todos los actores sociales y ahí hay un fenómeno muy difícil de abordar, ya que la salud, por una concepción histórica y cultural, siempre ha estado en manos del sector salud y sus expertos. Pero claramente para generar acciones más efectivas debiéramos enfrentar como sociedad el problema: educación en la selección de los alimentos, publicidad clara, medio ambiente favorable para la práctica física, mayor disponibilidad para el tiempo libre y la recreación”, precisa.

En tercer lugar menciona el currículum educativo de la enseñanza básica, media y universitaria. “Si bien existen los objetivos transversales que son un paraguas para poder posicionar estos temas en las aulas, no se ha hecho consistentemente”, finaliza el especialista de la Universidad del Pacífico.

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